martes, 12 de noviembre de 2019

¿Qué hacer?

La incertidumbre se ha devorado todo lo que antaño me preocupaba o me apasionaba al punto de encadenarme en la ansiedad vital. Parece que todo va a la deriva; la escritura, el dibujo, la PSU, la crisis social. Parece que ese cúmulo invisible resultó ser mas grande que yo, como un tsunami inmaterial, tragándose todo lo que yo solía ser.
No es que precisamente vea con admiración ese yo del pasado, como si fuese un asunto de nostalgia narcisista; no es que me entretenga observando reflejos idealizados en un río que corre al revés. No. No es que precisamente me caiga bien mi propia persona, jamás ha sucedido eso -y es probable que jamás suceda-; no me engaño a mi mismo.
Los pensamientos son fantasmas; ya no pienso ni siento, al menos ya no como antes. He optado por un reemplazo, una automatización, con engranajes, maquinas de carbón, funcionando a diestra y siniestra, en mis entrañas, emergiendo de mi frente oxidada. Grandes ruedas dentadas parasitan mi columna. Y yo me encorvo, cada día más parecido a alguna especie de animal reptante. A un extraño molusco botado por las olas, exiliado de su hogar imaginario.
La incertidumbre se ha devorado todo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario